El presidente surcoreano Yoon Suk-yeol enfrenta la posibilidad de ser destituido tras las tensiones políticas generadas por su decisión de aplicar, brevemente, una ley marcial.
La oposición, que controla la mayoría parlamentaria, ha presentado una moción que será votada en las próximas horas, mientras miles de manifestantes continúan exigiendo su renuncia en las calles.
El conflicto comenzó cuando Yoon ordenó el despliegue de fuerzas militares en el Parlamento, argumentando una crisis nacional. La medida, inédita en la historia reciente del país, fue rechazada por la Asamblea Nacional, obligando al mandatario a revertir su decreto pocas horas después.
Este episodio generó críticas tanto nacionales como internacionales, poniendo en duda su capacidad para liderar.
En un mensaje público, Yoon ofreció disculpas a la ciudadanía por las consecuencias de sus decisiones y aseguró que nunca se repetirá una situación similar. También señaló que deja en manos de su partido, el Partido del Poder Popular (PPP), la tarea de gestionar la estabilidad política del país.
El líder del PPP, Han Dong-hoon, declaró que la renuncia del presidente es inevitable y afirmó que su continuidad pondría en riesgo la seguridad del país. Por su parte, la oposición necesita el respaldo de una fracción del oficialismo para alcanzar los dos tercios requeridos para aprobar la moción.
La crisis ha reducido la popularidad del presidente a niveles históricamente bajos, mientras miles de personas se congregan en la capital para exigir su dimisión.