Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, ya forma parte del programa de testigos protegidos de Estados Unidos, mientras que su hermano Joaquín está por incorporarse, según declaraciones de Mike Vigil, exdirector de operaciones internacionales de la DEA.
Ambos hermanos deberán cumplir condenas de entre 15 y 20 años antes de acceder plenamente a los beneficios del programa.
La decisión de convertir a los hermanos Guzmán en testigos responde a una estrategia de las fiscalías de Nueva York y Chicago para fortalecer el caso judicial contra Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa.
Para los fiscales, la colaboración de los hermanos “es clave para probar cargos más allá de toda duda razonable”.
Según Vigil, el acuerdo inicial ofrecido a Ovidio incluía una pena reducida a cambio de su cooperación y de convencer a Joaquín de entregarse.
Este acuerdo también implicó la posibilidad de usar sus testimonios en un juicio contra El Mayo, quien fue trasladado a Estados Unidos después de ser forzado a abordar una aeronave por el propio Joaquín Guzmán, su ahijado, sin apoyo económico del gobierno estadounidense.
La negociación llevó a la eliminación de cargos que podrían haber significado cadenas perpetuas.
A Joaquín se le retiró la posibilidad de enfrentar la pena de muerte, y a Ovidio se le borraron cargos por liderar una organización catalogada como terrorista.
Las autoridades estadounidenses también trasladaron a 17 familiares de Ovidio como medida preventiva.
Vigil explicó que, tras cumplir su condena, Ovidio recibirá una nueva identidad, residencia y apoyo económico inicial.
Además, subrayó que para que se iniciaran las negociaciones, El Ratón tuvo que entregar una declaración jurada detallada sobre sus actividades en el narcotráfico.