En Japón, el nomikai, o reunión para beber entre compañeros de trabajo, ha sido una costumbre arraigada en la cultura laboral. Si, echarse una copita en la chamba no solo funciona como un espacio de convivencia, sino que también es considerado una extensión de la jornada laboral.
Su propósito es” fortalecer las relaciones entre empleados y superiores dentro de las empresas”, sin embargo, el grado de obligatoriedad para participar en esta suerte de brindis laboral es lo que llama la atención.
Si, para los seriecitos nipones no les queda otra que aceptar una copa ofrecida por un jefe o colega ya que ello significa un gesto de compromiso y confianza en el entorno laboral japonés.
Por esta razón, rechazar una bebida puede ser interpretado como un desaire.
Es común ver a trabajadores en estado de embriaguez en las calles o en el transporte público tras participar en estos encuentros, pero no, no es mal visto, al contrario, es ampliamente aceptado en el ámbito corporativo.
Sin embargo, en los últimos años, las nuevas generaciones han comenzado a cuestionar la obligatoriedad del nomikai dado el impacto en la salud y en el equilibrio entre la vida laboral y personal de los trabajadores del país del sol naciente.
A pesar de estos cuestionamientos, el nomikai sigue siendo una parte fundamental de la cultura corporativa en Japón.
Muchas empresas aún consideran que estas reuniones “fortalecen la cohesión del equipo y contribuyen al desarrollo de un ambiente de trabajo más cercano”.