Enero se ha convertido en el «mes del divorcio», un fenómeno de que abogados y psicólogos de varios países han dado cuenta y que se ha visto confirmado por estudios que señalan que el primer lunes hábil del año es el día con mayor cantidad de solicitudes de separación.
Este patrón se relaciona con la reflexión y las decisiones que muchas parejas toman al inicio del año, motivadas por eventos ocurridos durante las fiestas decembrinas.
Investigaciones como la realizada en 2016 por la Universidad de Washington destacan que, antes de enero, el interés por información sobre divorcios aumenta.
Las búsquedas en línea relacionadas con separaciones y consultas legales suelen incrementar desde finales de diciembre, anticipando el repunte de solicitudes al inicio del nuevo año.
Psicólogos atribuyen este comportamiento a la «resaca emocional» posterior a las festividades.
Durante diciembre, las tensiones en la pareja suelen quedar en pausa debido a las celebraciones, pero resurgen con fuerza al concluir el periodo festivo.
Razones como la presión financiera por los gastos de fin de año, expectativas incumplidas y resoluciones personales de Año Nuevo figuran entre las principales causas.
El proceso de divorcio no solo implica un cambio en la relación sentimental, sino también inconvenientes legales y económicos.
Especialistas advierten sobre los costos asociados, especialmente si existen bienes en disputa o complicaciones financieras. Ante esto, recomiendan explorar métodos como la mediación para reducir tensiones y gastos durante el proceso.
Por otro lado, el divorcio representa un gran reto emocional. Psicoterapeutas sugieren que las personas afectadas se den tiempo para procesar sus emociones y, de ser necesario, busquen apoyo profesional.
Cuando hay hijos de por medio, es clave poner por delante su bienestar mediante estrategias de crianza compartida, comunicación respetuosa y rutinas que reduzcan el impacto emocional en los menores.
